Cada vez que sucede un siniestro como el de la presente semana en las carreteras del departamento, comienzan las conjeturas sobre lo que se pudo evitar con antelación. Y llama mucho la atención que en el tema del contrabando de gasolina y la forma “artesanal”, si así puede llamarse como se transportan las pimpinas con la permisividad de la policía de carreteras, que son quienes deben garantizar la seguridad y la tranquilidad del tránsito en éstas vías, ha sido éste pues el pan de cada día en nuestro departamento.
En un reciente informe del Fondo de Prevención Vial, se asegura que el índice de accidentalidad en las carreteras de La Guajira ascendió en un 223% es aquí donde está el génesis del problema que cada vez está cobrando más vidas en nuestra ciudadanía. Porque es de anotar que en un departamento donde se realizan tantos festivales, donde sus municipios son tan cercanos no existe un control eficaz para los conductores en estado de embriaguez, esos conductores que nunca pasaron por una escuela de conducción y no conocen las normas de tránsito. En La Guajira la cultura en las carreteras no existe y por eso se presentan hechos fatales como el que hoy estamos lamentando.
Cada vez que la DIAN realiza operativos para controlar el transporte ilegal de hidrocarburos la ciudadanía protesta, convirtiéndose éstos en un problema de orden social especialmente en municipios como Maicao y La Paz donde se han registrado los últimos antecedentes. Los “comerciantes de la muerte” aseguran que acuden a éste tipo de actividad por la falta de empleo y oportunidades por parte del gobierno, por ésta razón y actuando en beneficio de éste grupúsculo de personas, el gobierno decidió permitir la importación de gasolina desde Paraguachón a una cooperativa Wayuú, desde ese momento nació Ayatawacoop.
Lo que no se entiende aún es que si esta cooperativa está avalada para la comercialización del hidrocarburo, cada día aumenta el número de vehículos que de manera irresponsable transportan el combustible convirtiéndose en lo que han demostrado que son; una bomba ambulante.Además se desembolsaron recursos para que éstas personas dejaran la actividad y crearan nuevas fuentes de trabajo, a lo que seguramente no estamos preparados en el departamento, y por esta razón lo que sería una solución se convertiría en un mal, los recursos sirvieron para repotenciar el comercio ilegal y que se incrementara el número de vehículos transportadores.
En el departamento se conduce de manera irresponsable, aquí la solución sería iniciar una exhaustiva campaña para no permitir la circulación de vehículos sin los mínimos requisitos técnico-mecanicos, conductores sin licencia y la documentación exigida, prohibir a los menores de edad conducir éstos vehículos y aún más en estado de embriaguez.La cultura nuestra nos hace ver en el departamento como personas violentas y que hacemos lo que se nos da la gana y pasamos por alto a las autoridades que a la vez se convierten en cómplices de estos hechos. Por ésta razón La Guajira es el paraíso de lo ilegal, es el momento de poner mano dura en nuestras carreteras, velar por la seguridad y la vida de nuestros hermanos. Que las vidas que esto nos ha costado sean el ejemplo del cambio de actitud de los hombres y mujeres que están frente al volante.
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