17 de febrero de 2010

Villanueva sigue llorando sus muertos

Por: Ismael Fernández

Las brisas que llegaban del norte de la población penetrando por el barrio 11 de junio y las que ingresaban por oeste proveniente del cerro pintao haciendo su tránsito por el Cafetal, convergieron entre el centro y el José Galo Daza con una algarabía producto del derroche de alegría que genera la realización del carnaval ecológico. Cuando la fiesta carnavalera se encontraban en su máximo esplendor, vehículos que procedían de Valledupar eran portadores de la trágica noticias que llamas que superaban los 10 metros calcinaban la vida de cinco villanueveros muy queridos a lo largo y ancho de la población.

Fue entonces del bullicio vino el silencio, de las alegrías llegaron las tristezas y de las carcajadas brotaron las lagrimas. Y fue como de millón a cero el cambio repentino de las personas sorprendidas por los hechos que anunciaban “los carritos” los cuales se convertían en una confusión porque desde entonces se comenzaron a abarrajar nombres, apellidos y apodos así como cábalas y predicciones, mientras que por otros sectores revisaban cada uno de los nombres de posibles familiares que viajaron o son residentes en Valledupar. Es decir, el Caos, la confusión y la congestión de celulares llegaron hasta el extremo que las líneas se congestionaron como si se tratara de un 31 de diciembre. Después del bullicio reinó el silencio, después de la alegría predominó la tristeza y después de las carcajadas brotaron las lágrimas de quienes con disfraces, enmaicenados y con sus equipos en alto parlante recibieron la infausta noticia.

Hoy el pesar pulula en cada rincón que pertenezca a Villanueva así como en cada alma viviente que deambula por la población Villanueva recuerda la memoria de Juan José Bolaños Daza, el mismo que nos transportaba en el Hyundai de placas UWQ-059 afiliado empresa radio taxi Upar que matutinamente en cada viaje nos habla de las composiciones de su hermanos Wilman Bolaños y del profesionalismo de la medico Yesenia. También recordamos la memoria de Amparo Isabel Henríquez Cabana y de su hija Eliana Michel Zuleta Henríquez así como del señor Napoleón Mora Sánchez.

Hoy Villanueva recuerda a los fallecidos del fatídico accidente del kilometro 13 entre la Paz y Urumita, esos mismos que hoy han engrosado la lista de las víctimas de la caravana de la muerte; aquellos sacrificados por las bombas de tiempo que transitan raudamente arrebatándole la vida a quienes no están en el negocio del contrabando del combustible y como ellos han sido muchos a quienes le han incinerado la vida por parte de unos criminales sin ley y sin frontera. Aquellos gasolineros que a su espalda transportan más de setenta pimpinas de gasolina en un destartalado vehículo y que solo se hacen acompañar de una cerveza o un trago corto. Aquellos que solo respiran el olor de la gasolina, aspiran una bola de humo del cigarrillo, pero transpiran desgracia para muchas familias en el Sur de la Guajira y en el Norte del Cesar.

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