26 de septiembre de 2016

No es una enfermedad, es un descuido supremo del Estado Social de Derecho Colombiano. Un Carnet del Sisbén no puede detener el hambre de La Guajira: Stevenson Marulanda

"Las limitaciones agresivas de agua en el desierto han producido una carencia de comida, provocando hambrunas y la muerte de personas, animales y de cosechas"
"El fenómeno del Niño ha producido una sequía exagerada en todo el territorio wayuu, donde hace mucho tiempo no cae gota de lluvia"
Tomado por Diario del Norte

"Las suposiciones de la Supersalud que los niños de La Guajira deberían tener un mejor nivel de calidad son totalmente equivocadas"


Las suposiciones de la Superintendencia Nacional de Salud  cuando asegura, que la salud  de los niños  de Riohacha, Manaure, Maicao y Uribia “debería  tener un mejor  nivel de calidad que el resto de los colombianos” porque “posee mejores recursos  por personas afiliadas al – SGSS – que  la media nacional”, y que sin embargo “es de los departamentos con mayores indicadores de mortalidad  infantil  por desnutrición”, son total mente  equivocadas, porque no tiene en cuenta, de ninguna manera, la precariedad existencial  absoluta  en que viven, y otras coyunturas críticas, que a continuación exponemos, y que afecta profundamente la supervivencia  del pueblo wayuu, teniendo en cuenta  que los fallecimientos por desnutrición  corresponden a niños  de esta etnia.
"Stevenson Marulanda, Secretario de Salud de La Guajira" 
1. Escasez extrema de agua y de energía:

El Fenómeno del Niño ha producido una sequía exagerada en todo el territorio Wayuú, padecimiento que han soportado extensas regiones donde no llueve hace más de tres años, esto ha secado jagüeyes y correntías e incluso arroyos que corrían de manera permanente en tiempos pasados, como el Nazareth, en la Alta Guajira, también se secó irremediablemente. Desafortunadamente las fuentes de agua  subterránea y las plantas desalinizadoras aún  no han sido suficiente implementadas. Los combustibles fósiles son muy costosos, y las fuentes eólicas y solares, apenas son idearios.

2. Escasez extrema de comida:

Estas limitaciones agresivas de agua, en un terreno casi desierto, han producido una carencia de comida, exagerada y excesiva en grado sumo, provocando hambrunas y la muerte de animales y de cosechas, coyuntura crítica que los ha obligado  a vivir casi sin alimento durante mucho tiempo, sobrepasando, sobre todo en los famélicos y desnutridos niños, los límites de la consunción y de sus capacidades biológicas y de resistencia para sobrevivir en un ambiente tan extremo y hostil. Es allí, en ese pleno desierto, donde se reproducen, y con sus crías viven a la de Dios, o mejor dicho: sobreviven en la imposibilidad absoluta de alcanzar un mínimo vital humano, como lo son para nosotros, los fundamentales e indispensables servicios públicos. El – DANE – dice que las Necesidades Básicas Insatisfechas de esta población pasan del 98%.

3. Extrema dispersión poblacional y ausencia total y absoluta de servicios públicos:

La inmensa mayoría del pueblo wayuu, más de 500 mil almas, no viven en asentamientos urbanos como nosotros, por el contrario, ellos eligieron motu propio, o por desplazamientos forzosos ancestrales, vivir aisladamente en puntos poblados y rancherías, dispersos en medio de la nada, en la inmensidad del inhabitable y estéril suelo del desierto guajiro.

Son más de cuarenta mil puntos poblados, irrigados por más de cincuenta mil kilómetros de capilares de trochas, que solo ellos conocen y trafican. El solo municipio de Uribia es más extenso que todo el Departamento del Atlántico.

4. Poligamia, inicio precoz de la sexualidad, de la gestación y multiparidad.

 Es razonable, desde una perspectiva darwiniana de adaptación a ambientes extremos, donde nacen muchos y se crían pocos, esperar una alta mortalidad infantil y una corta expectativa de vida. De modo que estos comportamientos sociales  y sexuales obedecen a razones de conservación de la especie, convirtiendo la alta natalidad en un instrumento eficaz y eficiente contra la alta mortalidad infantil y la baja longevidad, evitando así la extinción, y de veras que lo han logrado, pues nadie sabe cuántos  realmente son.

5. Crisis del Sistema de Salud Colombiano y de la red hospitalaria en La Guajira:

En La Guajira el aseguramiento es un total caos, existen 17 físicas EPS, pero mucho de su aseguramiento es virtual, o dicho de otra forma, cobran el aseguramiento pero no prestan el servicio, dándose la extrema aberración de que en una sola unidad familiar cada miembro pertenece a una diferente EPS. De manera que, estas EPS localizadas muy cómodas en los centros urbanos de Riohacha y Maicao, no tienen ni idea en qué parte del desierto viven sus dispersos y trashumantes asegurados, ni les interesa saberlo, dejándolos en un completo abandono. Los hospitales de La Guajira también pasan por una tremenda crisis financiera.

Así las cosas, debemos entender que la desnutrición debido al hambre crónica, masiva y brutal, y las otras enfermedades asociadas a la precariedad terminal, son una peste en lo Wayuú, y deben ser consideradas como una crisis humanitaria, que de ninguna manera puede ser solucionada desde la mera y simple asistencia sanitaria endosada a las insensibles EPS y a un sistema de salud muy deficiente e ineficaz. Si un carnet de una EPS en La Guajira  no resuelve muchas veces los problemas de salud de la gente ¿cómo va a resolver los problemas del hambre?.

En otras palabras, el hambre no pertenece al sector salud, el hambre no es POS ni no POS, ni mucho menos una enfermedad huérfana. El hambre de La Guajira no es una enfermedad, es un descuido supremo del Estado Social de Derecho Colombiano.

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