21 de septiembre de 2014

La primeras iglesias de la zona datan de 1.743. Construcción de iglesias católicas en el sur de La Guajira, entre la doctrina y la tradición

"Iglesia Santo Tomas de Villanueva celebra todos los 18 de Septiembre el día de su santo patrono"
"La iglesia Santa Cruz de Urumita otro de los sitios sagrados de La Guajira que en su interior conserva una historia"
"La Ermita San Lucas de El Molino fue declarada monumento Nacional y es muy visitada los 29 de Abril"
Por: Alcides Vence Ibarra 

Remontándonos a 1743,  según la copia de los informes hechos por los españoles sobre los naturales de la región sur de La Guajira, y consignados en los archivos nacionales, habiendo pasado al reconocimiento de los pueblos y parcialidades indígenas para asentarlos y dar las asignaciones convenientes a su mayor utilidad, se  demostró y se vio que los pueblos de Santo Tomás de Villanueva y San Lucas del Molino y sus agregados, San Agustín de Farías de los Cariachiles (desaparecido) y  Santa Cruz de Urumita,  estaban fundamentados y bien instruidos en la doctrina cristiana, radicados en la fe católica.

Poblaciones con sus iglesias fuertes, techadas de tejas y bien adornadas con vasos sagrados, ornamentos y campanas; echando de menos la estabilidad por  la hermandad de las congregaciones del Señor sacramentado y  las ánimas.


Se radica en la historia de cada pueblo lo que con acuerdo de sus respectivos curas se estableció, y dieron la providencia de que sus habitantes contribuyeran con la limosna para la asistencia de la parroquia y por la permanencia de los curas.

En las iglesias está  colocada la imagen  del Santísimo, y en la época era accidental la retribución con que se pretendía mantener este proceso y en perjuicio de los naturales por ser aquellas unas cuantiosas rozas con cultivos de comunidad que les obligaban a hacerlas útiles, valiéndose asimismo del trabajo personal de los ancianos, viudas e indios sin pagarles.


Esta acción les correspondía a los naturales a cambio de la educación y la formación en la doctrina por parte del cura que no tenía salario alguno; por ser costumbre inducida de que solo percibía dos pesos y dos reales que también servían para la manutención del templo a modo de trueque por el suministro  del alimento espiritual.


En el año 1803 el presbítero don Bartolomé de Bada, maestro de doctrina del pueblo de San Lucas del Molino, en cumplimiento de lo prevenido por su majestad, dio testimonio diciendo que, aunque los nativos estaban esparcidos con sus casas en poblados, eran motivados a tener sus labranzas con alguna distancia, unidas con las de barrios españoles que llamaron ‘Agregados’ a esta parroquia en los parajes conocidos como Corralejas, Pantano y Palmaritos.


Y se pusieron tan rebeldes, que no lograron conseguir la concurrencia de los naturales a la Santa Iglesia a cumplir con los preceptos de oír la misa y el sacramento de la penitencia y se opusieron a que los referidos españoles hicieran sus casas dentro del mismo pueblo.


En la misma se hace referencia a que debiendo ser esta su doctrina y agregación de un vasto número de indios, se hallaban en la época menoscabados a causa del trato que se hacía de los prófugos, quienes dejaban a sus mujeres abandonadas partiendo hacia otros pueblos de la vera del río grande, y poco a poco iban llegando a un paraje llamado Treinta, en jurisdicción del río de Hacha. 

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