"Después de presentar a su nueva familia, se sentó a hablar de lo suyo de manera clara, precisa, concisa, y con el corazón en la mano" |
Fuente: Juan Rincón Vanegas
"La nueva casa del Rey Vallenato Julián Rojas Teherán es la sede de la Fundación Hombres de Bien, ubicada en las afueras de Valledupar, donde llegó para darse una nueva oportunidad y lo han acogido con el mayor cariño"
Aunque
no ha perdido la manera agradable de su trato, la tristeza se le nota y una que
otra lágrima se pasea constantemente por su rostro. Él, quiere que vuelva la
normalidad a su vida después de ocultarse en la penumbra de lo prohibido donde
ha caído en varias ocasiones. En esa encrucijada, desea de corazón que no se
vuelva a repetir la triste historia.
La
nueva casa del Rey Vallenato Julián Rojas Teherán es la sede de la Fundación
Hombres de Bien, ubicada en las afueras de Valledupar, donde llegó para darse
una nueva oportunidad y lo han acogido con el mayor cariño, sabiendo que todo
está en las manos de Dios y de su propia voluntad.
Después
de presentar a su nueva familia, se sentó a hablar de lo suyo de manera clara,
precisa, concisa, y con el corazón en la mano.
“En
estos momentos, me siento tranquilo porque nadie me obligó. Vine por mi propia
iniciativa, porque la vida es bella y hay que valorarla. Dios me está dando la
fuerza suficiente para alejarme de unos caminos que no me llevaban a nada. No
vine aquí para aparentar, ni mucho menos”.
Julián
hace una parada en el diálogo. Mira para todos lados, como buscando las
palabras claves, y continúa. “Llegué derrotado en todo el sentido de la
palabra, y humildemente vengo al rescate de lo mío. Estoy aprovechando al
máximo mi nuevo proyecto de vida, terapias y demás herramientas que me están
ayudando a que esta sea la última, y la vencida”.
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Levanta
su cabeza y mira al cielo. Se nota lleno de esperanzas teniendo al frente las
puertas de la recuperación. “Me siento muy motivado, recibiendo cosas
productivas y muy lindas. Es la mejor manera de volver a retomar la senda de lo
bueno”.
Cuando
la nave de su pensamiento estaba volando alto, regresó a tierra firme y volvió
a recalcar. “El primer paso es reconocer la derrota, porque cuando uno reconoce
la derrota ya tiene un gran porcentaje de ganancia. Uno tiene que darse cuenta
que el ochenta por ciento de este proceso depende de la buena voluntad, más no
la fuerza de voluntad, porque nada se hace a la fuerza. Y el otro veinte por
ciento pertenece a los psicólogos, terapeutas, líderes que ayudan con amor,
constancia y paciencia”.
Un consejo
Observó a sus compañeros, la mayoría jóvenes,
quienes estuvieron metidos en ese mundo de ilusiones vanas, de proyectos
ficticios y que hoy buscan como Julián escaparse de una vez por todas.
“Yo
les aconsejo a todos que sigan su proyecto de vida, que se aferren a Dios
firmemente y que echen para adelante. No es la primera vez que estoy en una
comunidad terapéutica. No es mi primera lucha, he estado en muchas, pero aquí
estoy agarrado de la mano del de arriba a pesar de los golpes. Nunca me he dado
por vencido, porque cuando me veo en las difíciles siempre recurro a Dios. En
verdad, no pienso tirarme al piso, desistir y rendirme”.
Enseguida,
retoma fuerzas y recita el versículo de la Biblia plasmado en Isaías 40:31:
“Más los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como
águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán”.
El
artista sonríe en medio del trance del ayer y la esperanza absoluta del mañana.
“Reitero, soy un luchador, un guerrero del camino, gladiador del destino, y sé
que Dios tiene grandes cosas para mí. Me faltan un par de presentaciones en el
Festival Vallenato Rey de Reyes. Les pido que oren por mí”.
No
más había pedido encomendarse al Todopoderoso, cuando agachó su cabeza. Se tapó
la cara con las manos y se sumergió en su propio pensamiento. En esa misma
posición, a los pocos segundos dijo suavemente: “El perdón de Dios es más
grande que mi falta. Dios me ama y tiene cosas bellas para mí y para todos los
que se han apartado del camino del bien”.
Guardó
sus lágrimas en una toalla y empezó a hablar sobre las fases del proceso de
recuperación que sigue al pie de la letra, sabiendo que sus familiares,
seguidores y amigos quieren lo mejor para el Rey Vallenato 1991, aquel que
venció en una recordada final al inolvidable Juancho Rois, quien le prestó su
acordeón para que participara en el duelo musical.
"Para un amigo"
En medio de la visita al acordeonero, el
presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, Rodolfo Molina
Araújo, le regaló un acordeón que el Rey Vallenato recibió con la mayor
emoción, porque se constituía en una gran motivación y recreación al lado de
sus compañeros que siempre lo rodean con palabras de aliento.
También
recibió un regalo adicional para él y todos los que pasan momentos difíciles en
la vida, fue la canción "Para un amigo", donde se señala la ruta exacta para
evitar esos sinsabores que descontrolan el itinerario de los vuelos en busca de
la felicidad constante.
Si
en soledad los recuerdos deprimentes
y
las desdichas te hacen llorar,
si
nostalgias hay en tu vida
o
un fracaso no te deja seguir.
Búscate
un amigo que te quiera
aquel
que te ayude a sonreír,
ese
que no mira tu dinero
y
que lo daría todo por ti.
Amigo,
sólo amigo es Jesucristo
consuelo
y paz a tu alma le dará,
del
mal camino te librará
y
felicidad segura tu tendrás.
El
Rey Vallenato sonreía mientras escuchaba el canto, y al final pidió la hoja
donde estaba escrita la letra de la canción. Al poco tiempo, él mismo la
interpretó con su acordeón, teniendo presente que era un mensaje directo a su
corazón.
Amigo
yo te invito a levantarte
amigo
yo te invito a ser feliz,
amigo,
Dios es quien puede ayudarte
a
seguir adelante y de ese mundo salir.
Julián
Rojas se quedó feliz tocando su nuevo acordeón. Se deleitaba sacándole las
mejores notas, hasta que llegó a una que por su nombre es justa a sus
pretensiones, y a la que Jorge Oñate le incluyó la voz: "El invencible".
“Ese
seré yo con el favor de Dios, para poder encontrar una luz en la oscuridad y
como en la canción poder levantarme porque el pasado es pasado, el futuro es
incierto y hay que vivir el presente”, expresó, mientras que aplaudía la enorme
manifestación de cariño y respaldo que acababa de recibir.
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