28 de diciembre de 2013

Gracias, Valledupar, por homenajear a nuestros ídolos

"Miles de seguidores del Cacique como también artistas del genero vallenato, personalidades publicas estuvieron presentes en el homenaje y sepelio de Diomedez Díaz"

Tomado por Diario del Norte/ Fotografías: Didier Hernández/ Twitter@villanueva24h

Nos toca reconocer y agradecer todo el gesto de solidaridad, apoyo y respaldo que el pueblo valduparense les viene brindando a los juglares guajiros, no solo cuando mueren sino también cuando están vivos y tienen problemas.

Gracias a los valduparenses nuestros artistas han podido sobresalir. Gracias a ese pueblo hermano se les ha brindado el reconocimiento que estos juglares merecen. 


Dice un viejo refrán “nadie es profeta en su tierra”. E
so parece ocurrir muy a menudo en La Guajira, en donde no les estamos haciendo los reconocimientos en vida a quienes le hacen grandes aportes no solo al folclor sino a otras actividades del saber. 

Mientras la tierra que vio nacer a los grandes ídolos calla ante la incapacidad de sus gobernantes de reconocer el valor que estos tienen, en otros lugares les abren las puertas.


A todos nos dolió la muerte de Diomedes Díaz, así como la de Leandro Díaz y la de cualquier otro coterráneo. Pero nos duele mucho más que en el caso de los dos juglares que se han ido este año, nuestros gobernantes no les hayan hecho el reconocimiento que merecieron en su tierra. 


En Hatonuevo, ni mucho menos en San Juan, se reclamó para que tanto Leandro como Diomedes fueran sepultados en su tierra como en el fondo ellos lo querían.


No podemos reprochar ni mucho menos rechazar la forma como el pueblo de Valledupar salió a las calles para despedir a ‘El Cacique’, también como lo habían hecho meses antes por la muerte de Leandro Díaz.


No hay derecho que la Gobernación de La Guajira haya expedido un decreto de honores casi dos días después de la muerte de ‘El Cacique’. Solo eso, un escuálido decreto de honores sin proponer un homenaje póstumo, digno de un hombre que en todas sus canciones recordaba a su Guajira querida.


Hace dos años, cuando iniciamos el Noticiero Cardenal de La Guajira, propusimos levantar un monumento en la glorieta de San Juan del Cesar, en donde emergieran las figuras de Diomedes Díaz y Juan Rois. Igualmente, que se creara la llamada ‘Ruta de El Cacique’. Esta idea se la entregamos a Rosa Elvira Díaz, la hija mayor de ‘El Cacique’, quien con algún esfuerzo comenzó a desarrollar algunas cosas para lograr que los visitantes puedan llegar a La Junta y a Carrizal, y conocer dónde nació, dónde se crió, en qué sitio cantó ‘La ventana marroncita’ y toda la historia de este hombre, que pese a sus errores también le entregó brillo a esta tierra.


Nuestros gobernantes y dirigentes no han mirado más allá, no han visto lo que encierra este folclor para el pueblo de La Guajira; cosa muy diferente han hecho en Valledupar, donde conocen tanto su valor que lucharon para que los restos de ‘El Cacique’ y del mismo Leandro se quedaran en Jardines del Ecce Homo, y no se fueran para la Provincia de Padilla. 


Así lo hizo Barranquilla con los restos del Joe Arroyo y de Rafael Orozco, a quienes el pueblo ‘currambero’ les brindó todos los homenajes y finalmente los sepultó en Jardines del Recuerdo. Así como nuestro patrimonio histórico representado en las viejas casonas de Riohacha está desapareciendo, también nuestro patrimonio cultural corre la misma suerte. Diomedes, Leandro, ‘Nando’ Marín, Luis Enrique Martínez, Glicerio Pana y tantos otros merecen un verdadero homenaje póstumo de su Guajira querida.

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