¿Cómo no entender ‘dos segundos nada más’? Si en un segundo te apagan tu vida y sueños, y en segundos dejan a una familia, amigos, vecinos y al pueblo en general destrozados, en lágrimas e impotencia desconsolada por la soledad. Hoy vivimos en una sociedad enferma que solo piensa que la vida no vale un centavo, sino los intereses que nos puede dejar al relatar la vida de un ser, sin importar quién es o lo más importante, qué ha logrado para llegar a ocupar un valioso lugar en el ámbito profesional, intelectual y personal. Los principios volaron Los jóvenes ya hemos perdido el valor de la vida, todo por la enfermedad llamada salud mental. Los jóvenes o profesionales no solo tenemos que ver si el sueldo que nos ganamos es el que nos merecemos por alcanzar nuestro objetivo universitario contra viento y marea, con sacrificio, como por ejemplo lo que tus padres lograron contigo, Diego. Esos mismos sueños que en la 16, en cada juego de pelota, o escondidos entre muchos, soñaste dialogando con unos amigos de tu misma edad, sentados en una banca o piedra del barrio. Hoy la realidad es otra, y aunque nos duele tanto aceptar la realidad, tu familia y pueblo en general no dicen ‘adiós’, es un ‘hasta luego’, querido amigo. Aquí quedan tus amigos luchando en este mundo perverso, queriendo pasar por encima de lo que sea, cueste lo que cueste, por la violencia tanto personal, familiar como social. Volver a dirigirse a ti es muy fácil, ya que tú nos enseñaste a valorar, cuidar y ser responsables, a valorar ese esfuerzo que, aunque sea pequeño, engrandece al hombre. Que lo diga tu barrio, que hoy te llora de impotencia y dolor por tu partida tan fuerte y a tan temprana edad. Hoy, después de tanto tiempo, llovió en Villanueva. No sé si Dios se pronunció; lo que sí es cierto es que se fue al cielo un gran profesional que murió como un soldado, ejerciendo su trabajo profesional en la batalla, como un colombiano más construyendo más escuelas para crear una mejor sociedad. Fuiste el ejemplo de un núcleo familiar donde siempre llevaste las banderas. Sé que tus hermanos, y en especial tu hermano que está tan lejos y no pudo venir a despedirse, están muy orgullosos de ti. Fuiste ese ángel fugaz en la tierra, pero dejaste una huella imborrable y ejemplar para una sociedad que carece de amor, paz, convivencia, salud mental y respeto.
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