
"Alfredo
Deluque, reciente Senador electo"

"Juan Loreto
Gómez Soto, Rrepresentante electo"

"Jorge
Cerchar Figueroa, Representante electo"

"Karmen
Ramírez Boscán, Representante electa"

"Martha
Peralta Epieyu, Senadora electa por La Guajira"
Fuente: Diario del Norte

"Alfredo Deluque, reciente Senador electo"

"Juan Loreto Gómez Soto, Rrepresentante electo"

"Jorge Cerchar Figueroa, Representante electo"

"Karmen Ramírez Boscán, Representante electa"

"Martha Peralta Epieyu, Senadora electa por La Guajira"
"Nuevos representantes por La Guajira deben conocer la Sentencia T-302 de 2017"
ENFOQUE: Las pasadas elecciones de
representantes a la Cámara y al Senado de la República, dejó muchas
satisfacciones y esperanzas a los ciudadanos de La Guajira, especialmente, a
los miembros del pueblo Wayuu.
El
departamento pasó de tener dos únicos interlocutores con el Gobierno Nacional,
a contar con cinco en el próximo periodo legislativo, diversificada en género y
procedencia étnica.
Tres hombres
y dos mujeres tendrán la responsabilidad de darle voz a La Guajira, oportunidad
para que la mujer Wayuu en el Senado y Cámara pueda determinar una agenda para
intervenir la muerte de cientos de niños de 0 a 5 años en los territorios
ocupados de manera dispersa en el desierto, allá en la ranchería profunda.
Adicionalmente,
desde la gestión política tendrán la capacidad de promulgar, aprobar y realizar
seguimiento a leyes y presupuestos para la materialización de obras y
desarrollo de las regiones.
Todos ellos
están llamados a cambiar el escenario tendencial del departamento. Con la
confirmación de los nuevos representantes y con la mira a las elecciones
presidenciales, es bueno recordar que La Guajira sigue en mora el cumplimiento
de los estipulado en la Sentencia T-302 de 2017 para la superación del estado
de cosas inconstitucional, las órdenes de protección de los niños, mujeres y
población mayor Wayuu ordenadas por la Comisión Internacional de Derechos
Humanos (CIDH) y 12 sentencias adicionales que se encuentran durmiendo en los
escritorio de los accionados.
Existen enormes retos. El departamento enfrenta un año arduo en lo que a trabajo territorial se refiere, con el regreso de las competencias que antes manejaba la nación, ahora bajo la gestión administrativa de las autoridades territoriales, quienes deben atender la educación, salud, abastecimiento de agua potable y servicios públicos y con ellos, la garantía de los derechos fundamentales de la población de la península y en especial, la población indígena que habita el territorio quienes son la mayoría.
Te hacemos los mandados
Hay que
recordar que el cumplimento de una Sentencia como la T-302 de 2017 implica un
plan de acción estructurado entre el Gobierno Nacional, el Gobierno Territorial
y los representantes de las comunidades indígenas para formular acciones de
corto, mediano y largo plazo para la superación del estado de cosas
inconstitucionales, con unos indicadores de medición y cumplimiento que
determinarán si los planes implementados
son o no son efectivos.
En lo que va
corrido de este año, a la semana 8 del reporte que entrega el –Sivigila –, ya
se contabilizan 10 niños muertos por enfermedades relacionadas a la
desnutrición, pero seguramente con el intenso verano y la sequía de los
jagüeyes, las condiciones en el territorio se tornarán aún más difíciles.
Después de
depositar no solo el voto en las urnas, sino la confianza en los mandatarios
que se estrenarán en los nuevos cargos,
es necesario asegurar el pleno conocimiento de la Sentencia por parte de los representantes por La Guajira, para que
sean gestores del cumplimiento de la misma.
De igual
manera, es necesario seguir realizando pedagogía en el territorio por el
desconocimiento que aún existe del documento entre la población indígena y muy
seguramente entre algunos funcionarios territoriales en posiciones
administrativas de importancia.
La sentencia
es un plan de desarrollo. Ella cuenta tiene mandatos fundamentales como
aumentar la disponibilidad, accesibilidad y calidad del agua con un suministro
mínimo de 20 litros de agua percápita, o sea por persona al día, lo cual no se
cumple en ninguna de las pilas públicas que se encuentran en el territorio,
adicionalmente, se debían rehabilitar los pozos profundos y hacer mantenimiento
a los pozos artesanales y jagüeyes y una distribución continua de agua por
carrotanques. Por otro lado, Corpoguajira tiene el papel de determinar el
impacto de la minería en la escasez de agua potable.
Se debían
aumentar los programas de atención alimentaria con aumento de disponibilidad en
el aumento de cobertura, con un diseño de programas compatibles con la cultura
y que permitan realmente la recuperación de niños en estado de desnutrición y
un aumento de los programas de seguridad alimentaria o de soberanía
alimentaria, ya que las comunidades indígenas deben tener la capacidad de
producir sus propios alimentos o por lo menos la mayoría de ellos.
Desde la
Sentencia se implementaría un sistema de salud para La Guajira que permita la
atención eficiente y eficaz de la población wayuu, presentando resultados en
relación con eventos de desnutrición, enfermedades diarreicas y enfermedades
respiratorias. Mejorar las condiciones de movilidad de las comunidades wayuu
que viven en zonas rurales dispersas, lo que implica construcción y adecuación
de vías secundarias y terciarias.
Frente al
cumplimiento es indispensable meter el acelerador dentro de todas las
instancias que sean responsables para lograr una articulación de fondo y de
forma para la creación de un plan de acción que permita dar cumplimiento a la
Sentencia, pero lo más importante lograr bajar los indicadores de desnutrición
de una manera sustancial.
Aún el
camino que le queda a la Sentencia es largo, si tomamos en cuenta que su
estudio de forma y de fondo se encuentra en la etapa inicial, a pesar de los 5
años que va a cumplir el documento jurídico y que muy seguramente tendrá que volver
a la etapa inicial si se cambia de mandato presidencial, antes de que se dé un
avance real en la articulación de las órdenes judiciales.
Por el
momento y como deber ciudadano, se siguen dando charlas y explicaciones sobre
la Sentencia en espacios públicos y universidades, como el que se dio la semana
pasada en las instalaciones de la Universidad de La Guajira, adelantado por el
equipo técnico de la Veeduría Ciudadana, quienes siguen desarrollando este tipo
de estrategias para lograr masificar el contenido de la misma e impulsar su
urgente cumplimiento.
Queda
abierta entonces la posibilidad de los nuevos representantes por el
departamento estudien no solo la sentencia T-302 de 2017, sino que le den un
repaso a las otras 10 Sentencias en mora de cumplimiento y a los mandatos de la
CIDH promulgados en el 2015, en aras de crear una nueva dinámica para su
cumplimiento.
También los
exhortamos a que se acerquen a las universidades, hablen con los grupos de
expertos, tengan charlas con los voceros o con los grupos de veedores que
tienen presencia en el departamento para que se puedan llenar de argumentos a
la hora de luchar por la península y así generar un verdadero cambio, hacia La
Guajira deseada, es decir, sin niños muertos de hambre. Esta es una grandiosa
oportunidad para que la dignidad se vuelva costumbre, como lo reiteran
permanentemente los jóvenes de la huelga de hambre.
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