"Contexto pertinente para reflexionar sobre hechos y acontecimientos de trascendencia. La Guajira, 55 años de procesos productivos significativos" |
Fuente: Diario del Norte
"Contexto pertinente para reflexionar sobre hechos y acontecimientos de trascendencia. La Guajira, 55 años de procesos productivos significativos"
En una
sociedad con grandes dificultades, la autoestima colectiva se nutre desde la
historia, a partir de identificar en ella los hechos significativos que
permitan rescatar y volver a sentir ese orgullo por lo que se tiene, por lo que
es propio, facilitando asumir los retos individuales y colectivos con
entusiasmo en donde el Estado generalmente falla.
La
conmemoración de los 55 años de vida institucional del departamento de La
Guajira, se convierte en el contexto pertinente para reflexionar sobre hechos y
acontecimientos de trascendencia. Desde la historia económica resaltan diversos
procesos productivos en donde la península se mostró como importante y pionera
por su contribución a los modelos de desarrollo nacional en sus diferentes
fases, es decir, durante el modelo de desarrollo hacia afuera (la colonia y
libre cambio), desarrollo hacia adentro (sustitución de importaciones y
promoción de exportaciones) y de comercio global.
La mayoría
de estas actividades se encuentran relacionadas con la explotación de los
recursos naturales. Iniciativas con resultados disímiles, ya que ellas se
encuentran determinadas por las incidencias de las políticas públicas en el
territorio. La producción de perlas, la extracción de palo de tinte, las fincas
de cafeteras, el sistema bancario regional, la producción de arroz, sal, la
rebelión campesina con la marihuana, el gas, la explotación de carbón y energía
eólica, hacen parte de un conjunto de hechos históricos relevantes con
incidencia en la economía y cultura nacional.
Frespan, nuestro aliado comercial
La
explotación de los ostrales perleros es uno de los legados del periodo
colonial. Los ataques de los corsarios a las islas de Margarita y Cubagüa, relocalizó la pesca de
perlas en el Caribe Oriental. René de la Pedraja comenta que esta actividad le
trajo considerable prosperidad a Riohacha durante la segunda mitad del siglo
XVI. La ciudad despertó el apetito económico de los extranjeros. Así se
transformó en un centro comercial que atrajo los ataques de ingleses y
franceses. Francis Drake la atacó en 1505, Los corsarios llevaron a cabo dos
nuevos asaltos durante 1597 y 1603 que
la dejaron a punto de sucumbir.
La
recuperación de la ciudad llegó con la explotación del palo de tinte (palo de
Brasil) a mediado del siglo XVIII. La producción de textiles en Europa
occidental se incrementó con la llegada de la revolución industrial, aumentando
la demanda de tintas para las telas, materia prima que se conseguía en las
estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta. En 1750 los riohacheros
empezaron a comercializarlo con los holandeses e ingleses, actividad que se
mantuvo clandestina hasta cuando el Gobierno español emprendió el bloqueo de barcos en el litoral
guajiro. A partir de allí, el comercio clandestino fue reconocido y tipificado
como contrabando, ya que se realizaba sin la intervención de los funcionarios
reales y sin pagarle al fisco español.
"Gas y carbón" |
La
producción cafetera a gran escala, orgullo de los andinos y de la colonización
antioqueña, entró por la frontera colombo venezolana desde Brasil. Su expansión
a los pequeños predios de la cordillera colombiana se dio desde una finca
administrada por los jesuitas en Urumita. En ‘Economía Cafetera en Colombia’ de
Roberto Junguito, se registra la llegada
del café a Colombia y su desarrollo desde
La Guajira.
El proceso
de construcción de la República trajo sus propios afanes y el aislamiento
relativo de La Guajira fue el principal
atractivo para los extranjeros, que ya tenían experiencias comerciales con la
población radicada en Bahía Honda, actividad que se fortalece durante la fase
denominada de libre comercio. El ciudadano francés, Francisco Víctor Dugand,
quien llegó a Riohacha en 1872, impulsó el intercambio con Europa y a la vez desarrolló la
representación consular de Francia y los Países Bajos.
Francisco
Dugand vino con socios comerciales. Con un portafolio repleto de iniciativas,
juntó el capital con el conocimiento para poner en marcha el funcionamiento de los sistemas bancarios.
A partir de ello creó el Banco Dugand, uno de los primeros en la Costa del
Caribe. Fue tan importante este banco, que creó su propia moneda y fue un
prestador de recursos con destino al Gobierno nacional para la sostenibilidad
de sus obras e inversiones. Con el crecimiento de las actividades financieras,
en 1902 se trasladó a Barranquilla, donde fundó con su hijo la casa crediticia
conocida como Casa Dugand.
Adolfo
Miesel señala que la Casa Dugand se encargaba “del manejo de dos líneas de
vapores trasatlánticos, un departamento de comisiones que recibía y despachaba
carga de exportación o importación, un departamento de arriendos que manejaba
gran número de fincas urbanas en Barranquilla, un departamento de seguros que
representaba a la Compañía Colombiana de Seguros y la sección bancaria”. Todo
eso se construyó con la experiencia de
más 20 años de actividades de comercio
internacional desde Riohacha.
La migración
A finales de
siglo XIX en La Guajira se registra un proceso migratorio procedente de Curazao.
Aparecen los judíos y sus conocimientos del comercio internacional. En Fonseca,
el curazaleño Ramón Penso utilizó las aguas del Ranchería para generar energía
hidráulica y mover los trapiches que atendían los cultivos de caña de azúcar en
una extensión de 100 hectáreas. Es la primera presencia de cultivo industrial
en la parte oriental del Caribe colombiano.
Al iniciar
el siglo XX, este ejemplo fue seguido por el inmigrante alemán Joseph Traxler
quien desarrolló el cultivo de arroz tecnificado en Distracción. Esta
producción llegó para quedarse y perdura independientemente de la incidencia de
la apertura económica. Dicha experiencia fue crucial para que posteriormente
el municipio de Fonseca fuera reconocido
como el segundo distrito arrocero de Colombia con más de 6 mil hectáreas
sembradas en la década de los ochenta.
La
producción de sal en La Guajira era conocida desde 1864 cuando se encontraban
activas las salinas de Chimare (Uribia), Manaure y Navio Quebrado (Riohacha).
El Estado Soberano del Magdalena las arrendó a contratistas que pagaban un
impuesto destinado al fomento de la educación primaria en La Guajira. Parte de
la sal también era introducida de manera ilegal a los mercados de
Aruba y Curazao.
La salina de
Manaure incrementó su producción a mediado del siglo XX. El Banco de La
República y posteriormente el IFI – Concesión Salinas fueron los administradores. En los años 1972 y 1973, la
firma francesa Compagnie des Salines du Midi et des Salines e l’est, diseñó en
4 mil hectáreas la ampliación y modernización de las salinas marítimas de
Manaure, basado en un sistema de diques y depósitos de salmuera para producir
un millón de toneladas anuales. Muy a pesar de sus dificultades actuales,
Manaure ha sido el centro de la producción de sal marina más grande del país.
La bonanza marimbera
Al inicio de
los setenta, La Guajira presentaba en la parte rural una alta presión sobre la
propiedad de la tierra. En los municipios de Fonseca, Maicao, Riohacha y Dibulla se desarrollaron
movimientos campesinos vindicando el
derecho a la tierra. Ello no fue posible satisfacerlo a través de la reforma
agraria. Los pequeños campesinos se dedicaron a la siembra de la marihuana,
como alternativa para tener recursos y comprar la tierra. De este malestar social
surge la llamada bonanza marimbera, que no es más que la masificación de la
producción de la cannabis por parte de los campesinos a quienes se les negó el
acceso a la tierra.
Gas y carbón
En Colombia
se cocinaba con gasolina. El cocinol era el combustible de la tragedia para
miles de niños quemados en la Bogotá de
1990. Con la llegada del gas de La Guajira a la capital de la República, se pudo resolver este problema de seguridad y
salud pública. Desde 1977, el Departamento le suministró al país el 72% del gas
requerido, entre 300 y 500 MPCD, con destino a la demanda doméstica e
industrial de la costa Caribe y del interior colombiano.
Después de
dos intentos por explotar las minas de carbón del Cerrejón (1870 y 1880)
finalmente en 1984 se pudo producir y exportar el primer millón de toneladas.
El Cerrejón mantiene las mayores reservas
en el país cuantificadas en 3.933,3 millones de toneladas métrica, fue
reconocida como una de las minas a cielo
abierto más grande del mundo y sus regalías le permitieron avanzar a La
Guajira con obras e inversiones sociales, estrechando sus vínculos con la
nación.
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