"En común que los artistas Villanueveros se encuentren en diferentes escenarios, pero el de Villanueva es el natural" |
Tomado por Diario del Norte
Fotografía suministrado por Puro Villanueva
Para la década de los 90, cuando el “padre
del acordeón”, Abel Antonio Villa, fue invitado a una versión del Festival Cuna
de Acordeones, dijo que “en cada metro cuadrado de Villanueva hay 4 músicos”. Seguidamente,
un grupo de estudiantes del colegio Nacional Roque de Alba encuestó a la población
y dio como resultado que el 36% de los Villanueveros viven de la música vallenata
y un 6% en otro género.
Todo indica que la música vallenata
se ha convertido para los Villanueveros en la principal actividad económica, más
que en cualquier otra población del país, sin desconocerle el aporte y
fortalecimiento al folclor vallenato a través de las dinastías que cada día
brotan tal vez de la misma forma como
han nacido las piedras en su suelo.
Esa cultura musical, que se va
transmitiendo y conservando entre hijos, sobrinos, nietos y demás grados de
consanguinidad naciente de un tronco musical, es lo que le llamamos dinastía como
la misma que nos dejó Emiliano Zuleta Baquero con “Poncho” y Emiliano para no
mencionarlos a todos.
Escolástico Romero con sus hijos, así
como los Cuadrado, Maestre, Socarras, Fernández, Celedón, Centeno, Ovalle,
Quintero, Mendoza, Orsini, Torres y una pléyade infinita de todas aquellas que también
se desempeñan no solamente en la ejecución del acordeón, canto o en la composición,
sino en la percusión, música de viento y otra serie de instrumentos del genero
Universal de la música.
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