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| "Alvaro Jose Arrollo" |
Tomado por Diario del Norte
¡Murió el Joe!, el más grande. El ídolo. El ser humano. El hombre. El cantante de madurez precoz. El que puso a bailar a todos. El gozón. El niño que arreaba agua en latas de manteca.
Álvaro José Arroyo González fue llamado a cumplir una misión celestial. La terrestre ya terminó. Ahora solo queda su legado, la historia de un hombre que se volvió canción. El dueño de los Congos de Oro. El amo de las tarimas.
Ayer a las 2:30 de la madrugada se paralizó el corazón de un hombre, que paradójicamente pone a vibrar los corazones de todo aquel que escucha la magia de su voz.
Murió el hombre del caballito, una especie de relincho que brotaba de su garganta. Este sonido característico lo aprendió cuando era niño y salía con una lata vacía a buscar agua en el sector de la Loma, en el barrio Nariño de Cartagena. Con su cabeza metida en la lata, comenzaba a sacar extraños sonidos de su garganta. El del caballito lo hizo célebre, convirtiéndolo en icono de su canciones.
En Colombia todos conocemos la historia de Joe o, mejor, parte de su historia. Esa que de manera fragmentada es contada en la novela de RCN Televisión. Nos dice pequeñas cosas del hombre más grande que ha tenido la música de este país.
Joe murió tres veces. Fue una mañana del 7 de septiembre de 1983 cuando escuchamos por primera vez la noticia de su muerte. Para ese entonces el locutor estrella de Radio El Sol de RCN en Santa Marta, Jairo Loaiza, lanzó la noticia, en donde decía que en el Hospital Universitario de Cartagena, había fallecido Álvaro José, quien estaba recluido, producto de los tóxicos que le produjo el exceso de consumo de alcaloides. Media hora después, la misma emisora entrevistaba a Ángela, su mamá. Ella anunciaba que su hijo no había muerto.
Días después, el capitán Visbal, un empresario de caseta, lo motivó para que fuera a cantar en la temporada de Carnaval de Barranquilla. Dice Joe que se voló sin pagar, no tenía un solo peso, y debió ponerse unos zapatos talla 45 porque los pies los tenía hinchados por la enfermedad.
Años después, durante una gira por España, nuevamente Joe sufrió un coma diabético, combinado con neumonía, por lo que fue recluido en un hospital de Barcelona. Allí le vio la cara a la muerte. En esa oportunidad, su esposa Mary Luz lo sacó y lo trajo a Colombia.
Ahora su tercera muerte es real. De ella no pudo escapar. Ayer una de sus tías decía a través de una entrevista en una emisora de la Policía, que Ángela, su mamá, se lo había llevado. “Tuve que pegarle dos bofetadas a Ángela para que no se lo llevara”, dijo la tía que crió al músico.
Hoy Colombia llora. La emoción que tiene Barranquilla por ser la sede inaugural del Mundial de Fútbol Sub-20 se ha parado por momentos. Nadie habla del Mundial. Todos lloran la partida de un grande, del mismo que hace cinco años llenó el Metropolitano junto a Shakira, Poncho Zuleta y otros grandes artistas del Caribe colombiano. No hay rincón de este país donde no broten lágrimas por la partida del hijo de Guillermo y Ángela, que nos dijo hasta luego.
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