Ya se acerca la fecha en la que todos los colombianos, extranjeros, especialmente nuestros vecinos venezolanos comienzan a dejarse tentar por visitar a Villanueva, a sus raíces, a vivir el calor humano que los villanueveros brindan a quienes nos visitan. Este año la fiesta se adelantó, pues el resonar de los acordeones, la caja y la guacharaca comenzará desde el 1º de Julio y ese día todos los villanueveros se unirán en una sola familia, tanto que el mundial de fútbol pasará por un fin de semana a un segundo plano porque lo más importante es conocer y formar tertulias sobre quiénes son los concursantes profesionales que vinieron éste año, cuál es la más linda de las canciones inéditas, con qué verso le respondió el cieguito Manjarrés a Felizzola.
Se hablará un solo idioma porque mientras en el mundial el fútbol es el lenguaje, en Villanueva los pitos y bajos del acordeón, el retumbar de la caja y el racarraca de la guacharaca serán los sonidos que permitirán convertir a los villanueveros en los mejores anfitriones y a Villanueva en la sede soñada. Se preparan las parrandas, las casas para los visitantes, la inquietud por cuales agrupaciones animarán cada noche de festival, quien será el mejor y presentará su mejor espectáculo para que garantice la entrada y la mejor de las fiestas.
Villanueva será la ruta, porque ya se sienten los aires de una nueva versión, la 32 del Festival Cuna de Acordeones, el único en materia vallenata que permite a los acordeoneros interpretar un quinto aire, la romanza lo que le imprime la dulzura que necesitaba el concurso, y que aquellos acordeoneros mayores de 60 años pueden batirse en franca lid para defender la autenticidad interpretativa en el concurso primaveras del ayer. Todo será vallenato, todo será una gran fiesta que muchos defienden como la más autentica del folclor porque otras se han convertido en objeto del andamiaje comercial que traen los nuevos tiempos. En este escenario lo que menos se quiere saber es de la cruda realidad del país, aunque a veces se cuela un político con intenciones proselitistas, este objetivo se ve frustrado cuando el mejor discurso siempre lo ofrece su majestad el acordeón.
En Villanueva cómodamente se disfruta aún de un kiosco donde se reúnen todos para escuchar las mejores melodías de nuestro folclor, donde se tiene la oportunidad de tener de cerca a los mejores representantes de la música vallenata y que son oriundos de aquí, de la cantera del folclor, se disfruta de la sublimidad de tener de cerca a los miembros de las mejores dinastías en el patio de una casa acompañados de los amigos, en esas parrandas aquellos que desconocen la esencia folclórica saldrán convertidos en unos conocedores de las mágicas historias que suceden en Villanueva, y que al escucharlas, parecen sacadas de lo más recóndito del imaginario de Gabriel García Márquez, esta es Villanueva, así se vive el festival, así se disfruta de los mejores anfitriones que pueden encontrarse en cualquier rincón del país, donde lo que más se anhela es vivir el día de la inauguración y lo que menos se desea es que llegue el final del festival porque cada día del festival en Villanueva es fácil que se sienta en la sangre, se respire por los poros el mejor idioma que hablamos los seres humanos, el de la música y más si es la vallenata, donde se le canta al paisaje, a la mujer, al amor, a los amigos, a la parranda a los buenos deseos.
Ya se siente el festival y todos lo vamos a vivir con los lazos de confraternidad y camaradería. ¡Villanueva te espera!.
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