17 de mayo de 2010

En Villanueva: hay corrupción en Guajira sin Jamushiri?

Por: Aliskair de la Hoz

La presente semana ocurrieron casos lamentables con los programas sociales del municipio, “Guajira sin Hambre”, que busca trabajar mancomunadamente en la erradicación del hambre y la pobreza, “Desayunos infantiles con amor” y “Desarrollo nutricional” destinado a niños y adolescentes en edad escolar.

Éstos programas son liderados por la gobernación del departamento de La Guajira, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF, y las administraciones municipales del departamento, en el caso de Villanueva ocurre algo inquietante, y es que según los datos “Guajira sin hambre” tendrá cobertura en los 15 municipios del departamento y espera beneficiara una población integrada por niños y niñas, mujeres gestantes y lactantes, indígenas, madres con jefatura de hogar, tercera edad, desplazados, discapacitados, jóvenes vulnerables y los más pobres.
El programa total de inversiones del ICBF en la Guajira es de $33.519 millones, hablamos del año anterior sin estimar los incrementos del presente año.

El programa de Recuperación Nutricional contará con recursos por $5.086 millones y permitirá este año atender a 50.400 niños. En Asistencia Nutricional al Escolar y Adolescente, la cobertura será de 92.785 usuarios, con un presupuesto de $9.445 millones.

En el Programa Desayunos Infantiles con Amor los recursos destinados por el ICBF para la atención a 27.296 niños ascienden a $ 2.885 millones. Este año se aumentará en 10.000 nuevos niños y niñas para un total de 37.296 con una inversión total de $3.963 millones.

Según la Directora General del ICBF puntualizó “El propósito es que nuestros niños, sin excepción, crezcan sanos, con educación, salud, recreación y protección, y rodeados de afecto y amor”.

Villanueva es un municipio que cuenta con más de 24 mil habitantes, en los últimos cinco años ha recibido un promedio de 196.4 personas desplazadas lo que incrementa de ésta forma las ollas de miseria en el municipio. Gran parte de ésta población ubicada en zona urbana y rural no tienen oportunidades de empleo y estudio dado que La Guajira es el departamento con mayor índice de analfabetismo según los datos del Censo 2005. Los que dificulta aún más el acceso de los jóvenes a la academia y reduciendo de ésta forma la consecución de oportunidades para su realización personal/familiar.

Porque los recursos no son suficientes en el municipio de Villanueva, tanto así que con todo esto se hace contradictorio pensar que los coordinadores de programas sociales obliguen a los beneficiarios a pagar $1.000 para que se “transporten” los alimentos como la bienestarina y las lechitas que buscan erradicar la desnutrición de nuestros niños? Para cualquiera $1.000 pesos no es nada pero para éstas familias que escasamente pueden tener café y azúcar para comenzar el día se les hace imposible aportarlos, y es donde surgen los cuestionamientos: No son suficientes los recursos aportados por la gobernación, el ICBF y la alcaldía municipal para que estos programas arrojen los resultados esperados para esta población? O no son suficientes para aquellos que bajo temas contractuales lo último que quieren es recibir su dinero, minimizar los recursos públicos para que el excedente sea su saldo a favor y se presenten informes donde se atiende a un número poblacional inexistente?

Es inaceptable desde cualquier forma que se le mire que se encuentren bolsas de bienestarina vencidas porque éstas no llegaron a los niños y niñas que viven días de hambre y miseria siquiera para mitigar los momentos de inanición, aún más con las lechitas que se otorgan y que se destinan a familias que si tienen como comprar la leche en polvo para sus hijos, quitándole la oportunidad a los que realmente necesitan de éstos alimentos.

Estas acciones son además de delictivas, lesivas en la verdadera labor de la administración de lo público, los recursos de los pueblos son para los pueblos y de ésta manera se demuestra una vez más que somos caníbales sociales como anteriormente en este espacio hemos designado estas actitudes, y es aquí precisamente donde realmente deben hacerse valer los organismos del estado, procuraduría, contraloría como y tantas otras que han mostrado más su lado débil e ineficiente que su verdadera labor en pro de los hombres y mujeres, niños y niñas de nuestra sociedad. Porque por encima del favorecimiento e intereses políticos en sus actuaciones, deberían escudriñar sobre los recursos que éstos programas sociales asignan a los pobres y que nunca llegan a sus manos. Porque no nos gustaría ser testigos presenciales de un gran fracaso del programa social líder del gobierno departamental que aunque sea una imitación del propuesto por el ex alcalde de Bogotá Luis Garzón, tiene buenas intenciones pero muy malas destinaciones.

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