“Cuatro pilares de una nueva propuesta para enfrentar la crisis actual”
El modelo económico hoy en crisis, en el cual la supremacía la ostentaba el mercado, tenía una política social que seguía sus principios; eficiencia más que solidaridad, focalización, privatización, los pobres como prioridad y las clases medias a la deriva. Las criticas se concentraron en las consecuencias del papel secundario del estado, pero ahora es la política social la que está en entre dicho. Mientras la India y en China se lograron reducciones de la pobreza, no así en la desigualdad, en América latina la gran perdedora ha sido la gente, poca reducción de pobreza y nada en términos de concentración de ingresos.
El modelo económico hoy en crisis, en el cual la supremacía la ostentaba el mercado, tenía una política social que seguía sus principios; eficiencia más que solidaridad, focalización, privatización, los pobres como prioridad y las clases medias a la deriva. Las criticas se concentraron en las consecuencias del papel secundario del estado, pero ahora es la política social la que está en entre dicho. Mientras la India y en China se lograron reducciones de la pobreza, no así en la desigualdad, en América latina la gran perdedora ha sido la gente, poca reducción de pobreza y nada en términos de concentración de ingresos.
Una de las explicaciones se encuentra en la política social de tres pisos que se desarrollo en la región: uno para la población pobre, con transferencias en dinero y contraprestación familiar; segunda, cada vez más desfinanciado, para la población vinculada a algunas corporación, y un tercero, dirigido a sectores de altos ingresos, que compran los mejores servicios de salud, pensiones y de educación. Colombia no solo adoptó este modelo, especialmente en los últimos años, sino que subsidió el capital y demás continuó encareciendo el empleo formal subiendo cotizaciones de seguridad social. Un atentado contra el trabajo decente. ¿Quien se invento las transferencias condicionales? Santiago Levy, Vicepresidente del BID, en su libro “Buenas Intenciones, Malos Resultados”, analiza el caso Mexicano, muy parecido al de Colombia.
Afirma que este tipo de política social, que castiga el trabajo formal con parafiscales y subsidia el trabajo informal con limosnas, incrementa la informalidad, reduce la productividad del trabajo y del capital y, por consiguiente, afecta negativamente el crecimiento económico. Ya no solo la política económica incide en la vida de la gente, sino que la política social afecta el desempeño económico, su recomendación es que el estado asuma la responsabilidad de proveer un paquete de servicios universales esenciales de buena calidad, que responda por los derechos de todos, trabajadores formales e informales, financiados con impuestos generales. Familias en Acción se limitaría a compensar el pago de estos impuestos.
Esta es la nueva tendencia de la política social, Chile lo está haciendo desde el Ejecutivo, y México, por medio de leches. En Colombia ha sido imposible porque el Gobierno la considera contraria al estado de derecho. ¿Qué tal? Por ello llegó la hora de los derechos, mi propuesta de compañía, para hacer de Colombia un país de verdaderos ciudadanos, no de personas agradecidas por las dádivas del Gobierno, sino del hombre y mujer que demandan que sus derechos económicos, sociales y culturales sean una realidad, de acuerdo con las posibilidades fiscales, obviamente. Cuatro pilares integran esta política social, cuyo eje es el derecho a la vida digna; una estrategia de seguridad que tenga como principio fundamental el verdadero respeto a los derechos humanos; una política económica que parta del derecho al trabajador y promueva la reactivación productiva industrial y rural, y, finalmente, ética y responsabilidad ciudadana.
Esta propuesta se enmarca en las premisas de un ejercicio renovado de la política; de un estado que recupere el liderazgo del desarrollo y que no esté capturado por los círculos del poder; de un debate franco y amplio sobre el impacto del narcotráfico, de una agenda que trabaje por el desarrollo sostenible, de un respeto a la diversidad e identidad cultural y de una política exterior sin improvisaciones. Los cuatro pilares de mil propuestas se desarrollan en cuarenta y cinco líneas de acción, que constituyen mi compromiso con el país para enfrentar la crisis actual e impulsar las grandes reformas que necesita, solo así Colombia será una sociedad moderna, en paz y solidaria, llego la hora de hacer realidad la constitución del 91.
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