31 de diciembre de 2014

Escultura de Diomedes Díaz: homenaje al inmortal ‘Cacique’ de La Junta

"Misael Martínez Jr y Jhon Peñaloza, escultores de nuestro patio, acaban de presentar en homenaje a Diomedes Díaz"
Por: Julio Oñate Martinez

No existe en el país una escultura dedicada a un artista del vallenato como la que Misael Martínez Jr y Jhon Peñaloza, escultores de nuestro patio, acaban de presentar en homenaje a Diomedes Díaz.

La historia de la humanidad registra cómo en la génesis de este arte se moldeaba en barro o en arcilla y se esculpía en piedra o madera, pero ya en épocas más recientes la aparición de nuevos elementos y materiales le brindan al escultor otras alternativas de expresión más prácticas y sofisticadas.


En el caso de la espléndida estatua del ‘Cacique’ de La Junta, ha sido elaborada en resina epóxica, una especie de metal liviano cuya particularidad principal es la resistencia a la intemperie asegurando sus productores que, entre 60 y 80 años a sol y agua, no mostrará ningún deterioro ni fatiga del material. 

La pintura utilizada tiene base de poliuretano y debe recibir mantenimiento preventivo cada 5 años. El bronceado del color es el más apropiado para figuras humanas; y su dimensión de 4.60 metros de altura es la óptima, según sus artífices, por la imponencia y el impacto que produce el poder apreciarla en todo su esplendor, puesto que más pequeña no surtiría el mismo efecto en el espectador.


Asombran los perfectos rasgos físicos y la expresión de Diomedes sonriendo con su diamante incrustado en la dentadura, la postura de sus manos y su característica altivez acorde con su desconcertante personalidad.


La indumentaria de aire varonil perfecta, como en sus mejores épocas, rematada con botas de caña corta en cuero de lagarto y cinturón con hebilla de rasgos texanos y su flamante e infaltable medalla de la Virgen del Carmen. 


Para poder captar los detalles más mínimos de su persona fue necesario un exhaustivo estudio en más de un centenar de fotografías y un sinnúmero de videos en sus diferentes épocas, y se tomaron las medidas de una persona natural llevándolas entonces a la escala que tiene la escultura con el fin de que la simetría corporal fuera perfecta, y a fe que se logró.


La figura tiene una estructura de metal en su interior, lo que le da la resistencia necesaria para soportar los embates del viento y lluvias torrenciales, ya que en la base de esta sobresalen 60 centímetros en hierro que enterrados en un pedestal de concreto no la dejarán perder la postura ni con algún huracán que por aquí se asome. Fueron necesarios cuatro meses para su elaboración.


La idea de la escultura surgió a raíz de la muerte del ‘Cacique’, y aunque los maestros Martínez y  Peñaloza abrigaban la esperanza de que ella quedara por derecho propio en Valledupar por ser la meca del vallenato, parece que esto no es fácil cristalizarlo en estos momentos, ya que la municipalidad no cuenta con los recursos suficientes para poder adquirirla y será entonces necesario buscar otras posibilidades.


La Junta, su pueblito natal, clamorosamente le ha pedido al gobernador de La Guajira, José María Ballesteros, que sea allí donde debiera estar esta obra de arte que destaca a su más querido hijo, un verdadero coloso del vallenato.


Las más famosas esculturas del mundo no solo han sido concebidas desde el punto de vista ornamental, sino para perpetuar en el tiempo la figura de algo o alguien de reconocida trascendencia histórica. 


La estatua de la Libertad, ese maravilloso regalo que Francia le dio a los Estados Unidos de América en el año de 1886, fue esculpida en granito durante casi 10 años por Frédéric Auguste Bartholdi; tiene 100 metros de altura por su altísimo pedestal, pero su real dimensión son 40 metros desde el tobillo hasta la punta de la antorcha, y desde el extremo sur de la isla de Manhattan vigila en forma permanente el suelo americano, dándole a la vez la bienvenida a los que llegan de otros continentes.


Mediante una escultura se puede realzar la vida, obra, e ideales de un personaje; y casi siempre se ubica en parques, plazas públicas o museos desde donde pueda simbolizar un reconocimiento a quien ha brillado en un campo en particular, garantizándole la eternización de su memoria, ya que tiene la propiedad de sobrevivir al carácter efímero del ser humano al ir más allá de su existencia.


El tiempo se encargará de tomar distancia entre lo que fue la vida de tan controvertido personaje como Diomedes Díaz y lo que representó para el folclor vallenato, si se mantiene inalterable el profundo cariño y admiración de un pueblo que con los latidos de su corazón va acompasando sus preciosas y sentidas canciones.

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