La Religión debe estar de acuerdo con la ciencia y la razón o de lo contrario es solo superstición. Aquello que la inteligencia del hombre no puede comprender, no debe aceptarlo la religión. La religión y la ciencia marchan de acuerdo y toda religión contraria a la ciencia no es la verdad.
La verdadera ciencia y la verdadera religión deben estar siempre en armonía. La verdad es una, y cuando hay conflicto, esto no se debe a la verdad, si no al error. Entre la llamada ciencia y la llamada religión ha habido graves conflictos a través de las edades, pero más clara, podemos en todos los casos identificarlos como resultado de ignorancia, prejuicio, vanidad, codicia, mezquindad, intolerancia, obstinación o algo por el estilo; algo ajeno al verdadero espíritu de la ciencia o de la religión, pues es el espíritu de ambas es uno.
Thomas Huxley expresó al respecto: “ los grandes hechos de los filósofos han sido menos el fruto de sus intelectos que el de la dirección que ese intelecto ha recibido de un entendimiento eminentemente religioso, la verdad se ha rendido más a su paciencia, su amor, su sencillez de corazón y desprendimiento que a la lógica de su ingenio”.
El famoso matemático Boole, afirma también: “la inducción geométrica es esencialmente un proceso de oración; una súplica del entendimiento finito al infinito pidiendo luz en los asuntos finitos”.
Al hablar del día de “un aprisco y un pastor” predicho en todos los libros sagrados del pasado, no es otra cosa que: en una tal sociedad mundial, la ciencia y la religión, las dos fuerzas más poderosas de la vida humana, estarán reconciliadas y cooperaran y se desarrollaran armoniosamente.
La misma palabra “Ciencia” procede de la raíz del infinitivo “Scire”, conocer. No hay lugar para el prejuicio o privilegios donde existe el verdadero conocimiento. El hombre debe dar de lado a sus ideas preconcebidas cuando busca la verdad, sea material o espiritual. La armonía entre la ciencia y la religión se hace evidente a través de la búsqueda de esa verdad. Para encontrar la verdad debemos abandonar todos los prejuicios, todos nuestros conceptos triviales. Es esencial una mente abierta y receptiva. Si nuestro cáliz está lleno de personalismo, no habrá lugar en él para el agua de la vida. El hecho de que nos imaginemos estar nosotros en lo cierto y todos los demás equivocados, es el mayor de todos los obstáculos en el camino hacia la unidad, y la unidad es necesaria, para que alcancemos la verdad, porque la verdad es una. Ninguna verdad puede contradecir otra verdad. ¡La luz es buena en cualquier lámpara que brille! ¡La rosa es hermosa en cualquier jardín en que florezca!. Cuando estemos libres de todos estos lazos, buscando con nuestras mentes libres, entonces estaremos capacitados para alcanzar la meta.
La perfecta armonía entre ciencia y religión es esencial, para una vida social feliz y tranquila. Si la religión domina a la ciencia, el mundo cae en la superstición y el fanatismo. Si la ciencia domina a la religión, caemos en el materialismo excesivo y en la corrupción.
Necesitamos de una alta calidad moral en nuestra vida religiosa, con el fin de dar a los poderes de la ciencia dirección correcta y para que su tremenda fuerza pueda ser empleada para el bienestar de la humanidad y no para su destrucción.
Cuando la religión se libere de sus supersticiones, tradiciones y dogmas absurdos y demuestre su conformidad con la ciencia, entonces habrá una gran fuerza unificadora y purificadora en el mundo que terminará con todas las guerras, discordias disgustos y controversias. Entonces se unirá la humanidad en el poder del amor de Dios.
La verdadera ciencia y la verdadera religión deben estar siempre en armonía. La verdad es una, y cuando hay conflicto, esto no se debe a la verdad, si no al error. Entre la llamada ciencia y la llamada religión ha habido graves conflictos a través de las edades, pero más clara, podemos en todos los casos identificarlos como resultado de ignorancia, prejuicio, vanidad, codicia, mezquindad, intolerancia, obstinación o algo por el estilo; algo ajeno al verdadero espíritu de la ciencia o de la religión, pues es el espíritu de ambas es uno.
Thomas Huxley expresó al respecto: “ los grandes hechos de los filósofos han sido menos el fruto de sus intelectos que el de la dirección que ese intelecto ha recibido de un entendimiento eminentemente religioso, la verdad se ha rendido más a su paciencia, su amor, su sencillez de corazón y desprendimiento que a la lógica de su ingenio”.
El famoso matemático Boole, afirma también: “la inducción geométrica es esencialmente un proceso de oración; una súplica del entendimiento finito al infinito pidiendo luz en los asuntos finitos”.
Al hablar del día de “un aprisco y un pastor” predicho en todos los libros sagrados del pasado, no es otra cosa que: en una tal sociedad mundial, la ciencia y la religión, las dos fuerzas más poderosas de la vida humana, estarán reconciliadas y cooperaran y se desarrollaran armoniosamente.
La misma palabra “Ciencia” procede de la raíz del infinitivo “Scire”, conocer. No hay lugar para el prejuicio o privilegios donde existe el verdadero conocimiento. El hombre debe dar de lado a sus ideas preconcebidas cuando busca la verdad, sea material o espiritual. La armonía entre la ciencia y la religión se hace evidente a través de la búsqueda de esa verdad. Para encontrar la verdad debemos abandonar todos los prejuicios, todos nuestros conceptos triviales. Es esencial una mente abierta y receptiva. Si nuestro cáliz está lleno de personalismo, no habrá lugar en él para el agua de la vida. El hecho de que nos imaginemos estar nosotros en lo cierto y todos los demás equivocados, es el mayor de todos los obstáculos en el camino hacia la unidad, y la unidad es necesaria, para que alcancemos la verdad, porque la verdad es una. Ninguna verdad puede contradecir otra verdad. ¡La luz es buena en cualquier lámpara que brille! ¡La rosa es hermosa en cualquier jardín en que florezca!. Cuando estemos libres de todos estos lazos, buscando con nuestras mentes libres, entonces estaremos capacitados para alcanzar la meta.
La perfecta armonía entre ciencia y religión es esencial, para una vida social feliz y tranquila. Si la religión domina a la ciencia, el mundo cae en la superstición y el fanatismo. Si la ciencia domina a la religión, caemos en el materialismo excesivo y en la corrupción.
Necesitamos de una alta calidad moral en nuestra vida religiosa, con el fin de dar a los poderes de la ciencia dirección correcta y para que su tremenda fuerza pueda ser empleada para el bienestar de la humanidad y no para su destrucción.
Cuando la religión se libere de sus supersticiones, tradiciones y dogmas absurdos y demuestre su conformidad con la ciencia, entonces habrá una gran fuerza unificadora y purificadora en el mundo que terminará con todas las guerras, discordias disgustos y controversias. Entonces se unirá la humanidad en el poder del amor de Dios.
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