Cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol perenne, en la fecha próxima a la Navidad cristiana. Este árbol simbolizaba al árbol del Universo, llamado Yggdrasil, en cuya copa se hallaba Asgard (la morada de los dioses) y el Valhalla (el palacio de Odín; y en las raíces más profundas estaba Helheim (el reino de los muertos). Posteriormente con la evangelización de esos pueblos, los cristianos tomaron la idea del árbol, para celebrar el nacimiento de Cristo, pero cambiándole totalmente el significado.
Se dice que san Bonifacio (680-754), evangelizador de Alemania, tomó un hacha y cortó un árbol que representaba al Yggdrasil (aunque también pudo ser un árbol consagrado a Thor), y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne, simbolizó el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo. Conforme pasó el tiempo, las manzanas y las luces, se transformaron en esferas y otros adornos.
Después se agregó la tradición de poner regalos para los niños bajo el árbol, enviados por los Reyes Magos, Olentzero o Papá Noel dependiendo la leyenda de la región donde se encuentre.
El Árbol de Navidad es un árbol decorativo, típico de la fiesta de Navidad. Tradicionalmente suele emplearse una conífera de hoja perenne, destacando entre ellas las especies abies nordmanniana y picea excelsa.[1] En la actualidad también está muy popularizado el uso de árboles artificiales de plástico y otros materiales sintéticos. Se decora con elementos navideños como bolas, luces, estrellas, lazos, espumillones y otros elementos decorativos.
SIGNIFICADO RELIGIOSO

El árbol de Navidad recuerda al árbol del Paraíso de cuyos frutos comieron Adán y Eva, y de donde vino el pecado original; y por lo tanto recuerda que Jesucristo ha venido a ser Mesías prometido para la reconciliación. Pero también representa al árbol de la Vida o la vida eterna, por ser de tipo perenne. La forma triangular del árbol (por ser generalmente una conífera), representa a la Santísima Trinidad. Las oraciones que se realizan durante el Adviento se diferencian por un color determinado, y cada uno simboliza un tipo:
El Árbol de Navidad es un árbol decorativo, típico de la fiesta de Navidad. Tradicionalmente suele emplearse una conífera de hoja perenne, destacando entre ellas las especies abies nordmanniana y picea excelsa.[1] En la actualidad también está muy popularizado el uso de árboles artificiales de plástico y otros materiales sintéticos. Se decora con elementos navideños como bolas, luces, estrellas, lazos, espumillones y otros elementos decorativos.
SIGNIFICADO RELIGIOSO

El árbol de Navidad recuerda al árbol del Paraíso de cuyos frutos comieron Adán y Eva, y de donde vino el pecado original; y por lo tanto recuerda que Jesucristo ha venido a ser Mesías prometido para la reconciliación. Pero también representa al árbol de la Vida o la vida eterna, por ser de tipo perenne. La forma triangular del árbol (por ser generalmente una conífera), representa a la Santísima Trinidad. Las oraciones que se realizan durante el Adviento se diferencian por un color determinado, y cada uno simboliza un tipo:
El azul las oraciones de reconciliación.
El plata las de agradecimiento.
El oro las de alabanza.
El rojo las de petición.
Según la Iglesia Evangelista y otras Iglesias Cristianas, el 25 de diciembre es la fecha observada por los paganos de la antigüedad como el día del nacimiento del hijo de la Madre de los Cielos, asociado con Nimrod y el dios del sol. Semiramis y sus seguidores sostenían que en el 25 de diciembre, un árbol siempre verde brotó durante la noche de un tocón seco en Babilonia, y que Nimrod volvería secretamente todos los años a la misma hora para dejar presentes en el árbol. Estas Iglesias consideran que ese fue el comienzo de lo que ahora se celebra como Navidad.
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